La colonia Campestre de Reynosa amaneció hace días envuelta en dolor e incredulidad.

Mesa de Redacción
Reynosa, Tamaulipas.- La colonia Campestre de Reynosa amaneció hace días envuelta en dolor e incredulidad.

Detrás del brutal ataque 4rm4d0 que cobró la v1d4 de un matrimonio y dos de sus empleados, quedó una h3r1d4 que no sanará con el paso de los días: cuatro hijos que en cuestión de segundos perdieron a su papá y a su mamá.

El mayor de ellos tiene apenas 17 años. A su corta edad, la vida lo obligó a enfrentar una realidad impensable: convertirse en huérfano, junto a sus hermanos, justo cuando el calendario marcaba días de unión, luces y esperanza. Para ellos, esta será la Navidad más oscura, una fecha que quedará grabada para siempre como el momento en que la vi0l3nc1a les arrebató a su familia.

Sus padres eran trabajadores, emprendedores, personas que cada día luchaban por sacar adelante a sus hijos. Todo terminó de forma vi0l3nt4, a manos de delincuentes que no tuvieron piedad y que d1sp4rar0n sin medir el daño irreversible que causarían. En segundos, apagaron dos v1d4s … y destrozaron cuatro infancias.

Hoy, esos niños no esperan regalos ni celebraciones. Esperan respuestas. Esperan justicia. Esperan que el nombre de sus padres no se pierda entre estadísticas y notas rojas.

Hasta el momento, no hay personas detenidas, y la ausencia de justicia profundiza el d0l0r de una familia rota y de una comunidad que clama por paz.

Reynosa vuelve a llorar. Y cuatro hijos enfrentan el futuro con un vacío que nadie debería cargar, mucho menos en estas fechas que deberían estar llenas de amor y abrazos.